MANEJA ESTE TIMÓN DE LETRAS...

Bienvenido a esta Bitácora, Navegante...

Este es el Diario de a Bordo de Mar Solana (Mar Cano Montil), psicóloga, escritora y cuentista... Aquí encontrarás mi «Cuaderno de Impresiones, Cuentos, Relatos, Poemas, Reflexiones y otras Historias», una especie de lenitivo para mitigar las heridas que nos inflige este mundo punzante y rasposo... Escribí mi primer cuento con once años, lo inventé en un pequeño aseo donde me gustaba jugar. Con quince decidí que quería aprender el arte de «Domar Caballos Salvajes» (léase Emociones que necesitan volver a coger sus riendas). Por eso llevo un cuarto de siglo, con sus amaneceres y sus lunas, ejerciendo la Psicología... Mis raíces son "abu-leñas" y nací en la capital, pero a mi alma le dio por asentarse a orillas del Guadarrama... Hace algo más de una década regresé a mi pequeño Taller de Letras. Y ahora soy «Psicolotora» especializada en Literalogía o «Escritóloga» en Psicoratura. Me chifla inventar palabras, tender historias de Letras en las cuerdas del olvido y airear mis impresiones al barlovento del papel... Curiosa insaciable del aspecto más espiritual de la existencia, soy como el Caracol, peregrina de un camino infinito de crecimiento y aprendizaje...

Antic©py

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LA MAGIA Y EL AMOR DE LAS LETRAS...


CON LA MAGIA DE LAS LETRAS Y EL AMOR DE SUS ENCUENTROS...

«La Novela es una meditación sobre la existencia vista a través de personajes imaginarios». ©Milán Kundera.


«En esta comarca no existen reyes, aficionados o vasallos de las letras; sólo la magia de los artesanos de la palabra que intentan comunicar». ©Mar Solana.


«La verdadera novela es el arte que nace de la risa de Dios».

©Milán Kundera.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Almas Muertas: «La Paz Ya Está Aquí»

«Mi cuaderno de impresiones, cuentos, relatos, poemas, reflexiones y otras historias».



«... el Amor es una fuerza  humilde, pero es el arma más poderosa de la que dispone un ser humano... Amor y verdad son las dos cosas de Dios. La verdad es el fin y el amor es el camino... La violencia es el miedo a los ideales de los demás.» Ghandi


No conocía a Antoine Leiris. Hoy, desde la plenitud de mi corazón, me he acercado a la historia de este periodista francés que perdió a su mujer el viernes, en la masacre terrorista. Le he conocido por las redes sociales, pero no por el facebook, donde se ha hecho viral una carta que ha escrito.

 Ayer me llegó por whatsapp una petición. No me gustan nada las cadenas, pero lo que leí me pareció abordable, necesario y hermoso en un mundo que ya casi camina a tientas entre las brumas de tanto sufrimiento y maldad. Le di la credibilidad que se merecía porque además me lo enviaba una persona que es muy especial en mi vida: mi maestra y mentora. 

La cadena-petición decía así:

«¿Quieres participar en este  experimento? Es apto para todos los públicos. Tan sólo consiste en decir, pensar o sentir cada día, a las 12:00 am, la frase "LA PAZ YA ESTÁ AQUÍ". Es suficiente con que lo repitas tres veces en tu interior mientras envías una sonrisa de gratitud desde tu pecho al universo. Respira hondo y confía.
 Llámalo como prefieras, mantra, plegaria, ley de la atracción.... da igual.
¿Fácil, no? Si pones una alarma en el móvil cada día no se te olvidará ¡No perdemos nada por intentarlo! ¿Hacemos una cadena? ¿Probamos durante un mes a ver qué pasa?»

Leído y hecho. Me he puesto una alarma diaria en el móvil a las 12:00 a.m. Y hoy, por primera vez, lo he llevado a cabo. Cuando ha sonado la musiquilla del teléfono estaba ordenando la ropa de invierno de mi armario. He parado y me he situado frente a la ventana, sintiendo en mis mejillas este cálido sol de noviembre. He cerrado los ojos y, mientras repetía «la Paz ya está aquí», he visualizado unas trincheras. Alguien gesticulaba con ambos brazos un «alto el fuego» y los soldados iban tirando las armas a un foso. Una avioneta de guerra aterrizaba cerca de ellos y la gente comenzaba a fundirse en interminables abrazos…

Después he enviado un whatsapp a la persona que me hizo partícipe de esta cadena y ella me ha acercado a la trágica historia de Antoine, el periodista francés que ha enviudado merced a los crueles atentados perpetrados en París el pasado viernes. 

Hélène y Antoine llevaban doce años casados y tenían un bebé de diecisiete meses. Hélène fue asesinada en el tiroteo de la sala de conciertos parisina Bataclan. Antoine esperó hasta este lunes que su Hélène no estuviera entre las víctimas. Sin embargo, lo llamaron para identificar el cuerpo. Y en la carta que Antoine ha publicado en su muro personal de Facebook, asegura a los asesinos de su mujer que no cuenten con su odio, porque sería ceder a la misma ignorancia que les ha convertido a ellos en lo que son: almas muertas...

La emotiva carta de este valiente periodista, compartida por más de ochenta mil personas, subraya importantes cuestiones que Occidente pone ahora en duda y sobre las que los políticos debaten.

Muchos de vosotros, Navegantes de Mar Adentro, ya habréis leído la carta, pero esta publicación no estaría completa si no la transcribiera a continuación:

«El viernes me robasteis la vida de una persona excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo. Pero no tendréis mi odio. No se quiénes sois y no quiero saberlo, sois almas muertas.  No os haré ese regalo de odiaros. No responderé con odio y cólera.  No tendré miedo,  no dudaré de mis conciudadanos,  no sacrificare mi libertad por la seguridad.  Habéis perdido. 
La he visto esta mañana, por fin, después de noches de espera. Estaba tan guapa como cuando se fue, el viernes, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella, hace más de doce años.  
Por supuesto que estoy devastado por el dolor.  Os concedo esa pequeña victoria,  pero dudará poco.  Se que ella nos acompañará todos los días y que nos encontraremos en el paraíso de las almas libres al que nunca podréis acceder.  
Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Ya no tengo más tiempo para vosotros, tengo que despertar a Melvil de su siesta. Sólo tiene 17 meses. Va a merendar, como todos los días, después jugaremos como todos los días y toda su vida este niño luchará para ser feliz y libre. Tampoco tendréis su odio.»

Soy consciente de que existen otras muchas historias imbricadas en torno a la masacre de París. La del primer policía que entró en la sala para reducir a los terroristas y habló de «el infierno de Dante»… La de aquel superviviente solidario que, olvidando el terror unos segundos, tendió su mano a una mujer embarazada para evitar que cayera al vacío desde una de las ventanas de la sala de conciertos, a la que se había encaramado para intentar salvar su vida y la de su bebé… O la escalofriante vivencia de aquel hombre que se hizo el muerto mientras recibía varias patadas de uno de los terroristas para asegurarse de que no tenía que rematarlo... Y acabo de ver en televisión a un padre que le dice a su hijo, de unos tres años de edad: «Ellos tienen armas pero nosotros tenemos flores…»

Sin embargo, después de leer esta tarde la carta del joven periodista francés desde el whastapp de mi amiga..., Mon Dieu, he llorado con idéntico desconsuelo a cuando me enteré de cómo asesinaron a mi Tío, Juan Cano Solana, en los prolegómenos de nuestra Guerra  «In-civil». Con aquellas terribles imágenes de fondo tuve que meterme en su piel y escribir su historia; quizás un sentimiento muy parecido al de Antoine cuando llama a los asesinos de su esposa «almas muertas». Este párrafo, que muchos ya habréis leído, fueron las primeras palabras que prologaron el libro y las que reposan aún en mi alma sobre un lecho mudo de sombra, dolor y desconcierto:

«Muchas veces me he preguntado sobre el por qué o el para qué de la crueldad y el odio entre los seres humanos. Y casi siempre alcanzo la misma conclusión: una persona capaz de poner fin a la vida de otra, de truncar vilmente su destino y oportunidades de desarrollo y evolución como ser humano, tan sólo es persona en cuerpo y apariencia..., su alma es la de un títere a merced de oscuras fuerzas que, desde el principio de los tiempos, están batallando en contra de la humanidad...»

Ghandi descubrió en su propia carne cómo la violencia era la forma de expresar el miedo hacia los ideales del prójimo, que nada tienen que ver con fanatismos políticos o religiosos o con los prejuicios morales, tan extendidos en la humanidad (por desgracia para nuestra estirpe). El siguiente párrafo pertenece al Epílogo de «Un Poeta en Tiempos de Guerra»:


«Los verdaderos ideales del ser humano se tejen en aquellas honduras del alma donde reposan nuestros sentimientos más nobles y sirven para nuestro provecho y enriquecimiento, no para matar o morir por ellos. Los auténticos y más genuinos ideales no entienden de bandos políticos, sentires patrios o enarbolamientos de bandera, pertenecen al Amor Universal.
Además las ideas son, por naturaleza, siempre libres. Aquellas que no lo son, ya no son ideas, se convierten en creencias o ideologías. Y las creencias no se propagan como los granos de polen sobre las alas de una abeja, se imponen sobre las almas a culatazos de fusil.

«¡Los ideales son para vivir no para morir!», escuché como le decía un padre a su hijo a la salida del cine, tras finalizar una película sobre nuestra Guerra Civil.»

Los seres humanos somos poseedores de algo que fluctúa a lo largo y ancho de nuestra condición, in sécula seculorum: la DUALIDAD, ese pensamiento-emoción-realidad por el que caminamos igual que sobre el filo de una navaja. Y mientras nuestras mentes sean incapaces de integrar, y no dividir, seguiremos conviviendo con nuestra suerte mezquina y rasposa que, sin embargo, también es capaz de portar luz a raudales.

Desconozco el alcance que tendrá este mantra, meditación o plegaria en cadena, todos los días a las 12.00 a.m. durante un mes. Sin embargo, sí estoy firmemente convencida de la fuerza de nuestro Pensar Vivo, cuando traspasa el umbral de nuestros corazones para alimentarse de la Energía más poderosa que existe en el mundo: el Amor.

Como le dije el otro día a una Buena Amiga: la Oscuridad parece ahora lamer todos los rincones, pero siempre hemos contado con la posibilidad de encender un candil que la destierre para siempre. Quizás las generaciones más jóvenes sepan buscar la claridad del sol entre estos densos jirones de niebla, pero nosotros podemos ir prendiendo nuestros propios fanales.

© Mar Solana.

sábado, 24 de octubre de 2015

Hacer de Tripas Corazón o un Corazón en las Tripas

«Mi cuaderno de impresiones, cuentos, relatos, poemas, reflexiones y otras historias».




                         
«La vida es un milagro sometido a los avatares de un influjo incierto, vulnerable. Es como caminar sobre el filo de un cuchillo sin cortarse o tratar de mantener el equilibrio en una cuerda floja.»

«Si el Viento no sopla a tu favor... cimbrea con él y se flexible como el Bambú, pero no permitas que la Tormenta se cuele en tu Alma.»


Con el paso del tiempo, justo en el cénit donde la juventud empieza a exhibir su puntito añejo, uno aprende a asimilar —integrar— que la vida, la mayoría de las veces una dama elegante y generosa —los más pesimistas dicen que es una puta disfrazada—, siempre nos está poniendo a prueba ofreciéndonos su pulso constante y un ininterrumpido tantear de opciones.

Hace unas semanas esta dama distinguida me trajo en su cesta una situación verdaderamente difícil y comprometida. Llegó hasta mi puerta de forma inexorable, como el  curso de un río desbocado. Un escenario en el que además resultaba imprescindible lucir el peinado con tu mejor «cara de póker». Los lectores sabrán que lo más importante de este emblemático juego de cartas radica en el arte del buen «disimulo», es decir, en tu habilidad para mantener en la inopia a los otros jugadores sobre la buena o mala suerte escrita en tus naipes. Un jugador de póker veterano se presenta ante los demás con una faz neutra o inexpresiva, a lo Clint Eastwood en «El bueno, el feo y el malo», ocultando sus emociones en la cartuchera, pero con la mano acariciando el gatillo por si acaso.

A veces, cuando no queremos que el río siga tal o cual curso, ponemos un dique y listo. Sin embargo, en esta ocasión que hoy quiero compartir con vosotros, la compuerta amenazaba con desbordar su caudal y no hubiera hecho más que dificultar el natural devenir de los acontecimientos. Nobleza en la sangre obliga. Y como una no está habituada a «jugar» al póker, en ese intentar dar el do de pecho con la necesaria actuación que ni siquiera admitía ensayos, entendí por primera vez, a lo largo y ancho de mi ser y de mi existencia, el verdadero significado de la expresión que tantas y tantas veces había dicho mi padre y que yo misma había usado: «Hacer de tripas corazón».

Recuerdo la primera vez que la escuché. Quizás ya la había oído antes, pero fue en aquel preciso instante cuando capturó mi atención infantil. Yo debía tener unos siete años y mi imaginación ya era como un parque temático. Mis padres tenían que asistir a algún lugar que les resultaba muy desagradable y mi padre no hacía más que repetir a mi madre que se tranquilizara, que era necesario que hicieran de tripas corazón porque no quedaba otra. En ese momento mi fantasía comenzó a dibujar en las barrigas de mis padres sendos corazones que, incluso, comenzaron a latir. El caso es que aquel curioso dicho se me quedó grabado de una manera especial. Con el suceder de los años llegué a entender que aquello se decía cuando tu corazón no quería acometer algún asunto desagradable y encima, las tripas, además de participar en el ajo, tampoco te lo ponían fácil. Por ejemplo, cuando te enfrentabas a un examen académico, casi siempre había que hacer de tripas corazón. O cuando mi madre cocinaba los filetes al estilo la «suela de mi zapato» también era necesario visualizar ese corazón latiendo en la barriga para poder acometer la gesta de la deglución carnívora…

Sin embargo, volviendo al complejo evento del que os hablaba, aquel en el que era condición sine qua non mostrar tu mejor cara de póker, mis tripas cobraron vida propia e iniciaron su protesta desde que saqué los pies de la cama. Y era tal su pataleo, que para sujetar esa rabieta que minaba mis mejores intenciones decidí pedir ayuda a mi corazón. Le dije que me echara un cable, que el río no podía (no debía) desbordarse en aquella ocasión de inevitable cumplimiento.

—Bethany Hamilton… ¿Te acuerdas? —me dijo mi corazón.

—No sé… ahora no caigo… ¿quién es?

—La surfista hawaiana que sobrevivió al feroz ataque de un tiburón en el que perdió su brazo izquierdo a los trece años. Se la conoce en el mundo especialmente por superar con éxito esa grave lesión hasta el punto de regresar a la práctica del surf y ganar diversas competiciones. Además, hace poco ha tenido un bebé…

—Sí, ahora me acuerdo..., «Soul Surfer». «Alma de surfista», una película sobre su vida que emitieron en televisión este verano, una de esas tórridas noches y que me puse a seguir por pura inercia, aunque reconozco que no tardó en engancharme… Pero… ¿qué tiene que ver ahora Bethany conmigo? —inquirí a mi corazón con extrañeza.

—¿Recuerdas qué momento de la película capturó tu atención?

—Hum…, déjame hacer memoria…

Entonces lo recordé. Bethany Hamilton acudía a una especie de seminarios de formación. En uno de aquellos encuentros, Sarah, su Facilitadora, propuso a sus jóvenes pupilos acabar la jornada con un juego. Encendió un cañón de diapositivas y comenzó a mostrarles algunas fotos. La primera que asomó por la pantalla parecía un volcán en erupción… La Facilitadora hizo zum para ir alejando poco a poco la fotografía y de pronto, ante la sorpresa de los chavales y supongo que de todos los que estábamos viendo la peli, ese volcán se convirtió en ¡el ojo de una mosca! En la segunda imagen, uno de los compañeros de Bethany afirmó ver un cerebro pudriéndose… Pero cuando Sarah alejó lo suficiente la imagen, una deliciosa nuez inundó el encuadre con su mágica presencia.

«¿Veis lo difícil que es “ver”  las cosas cuando os acercáis tanto? Lo mismo ocurre en la vida. Si estáis lidiando con algo que parece difícil o que no tiene mucho sentido, probad a cambiar de perspectiva»

De repente una «corazonada» cobró forma y entendí sin más palabras lo que mi corazón pretendía para ayudarme, para hacer un pacto de silencio con mis tripas que siempre le habían llevado la delantera siendo más rebeldes que él. Lo más importante era tranquilizarlas, hablarles con mucho cariño sin abandonar el coraje («coraje» viene de «cor», corazón en latín) que aquella delicada situación nos demandaba.

Lo primero fue acercar mi dedo índice, ese que según algunas tradiciones orientalistas representa el miedo, a mis labios. Lo besé mientras imaginaba que mi amor era algo vivo que fluía por él, una especie de tinta de colores con la que acabé dibujando un corazón en mi barriga, el mismo que visualicé en la de mis padres la primera vez que escuché aquello de las tripas. Después de trazar ese corazón imaginario, intenté alejarme todo lo que pude de mi lodo emocional, el barro en el que llevaba días retorciéndome de pena e impotencia. Y comencé a mirar con perspectiva todo aquel dolor, rabia y ansiedad que debía disimular con mi flamante «cara de póker». Sí, de eso se trataba: alejarse, tomar la suficiente distancia para poder ver la magia de una nuez en lugar de un cerebro pudriéndose. «Hacer un corazón en las tripas» acababa de quitar el trono a las tripas-corazón, primero el corazón y luego las tripas. Él me ayudó a apaciguarlas y a llevar el sentimiento bien alto y depurado durante aquella jornada que parecía inabordable. Se merecía el trono. Nobleza en la sangre obliga.

© Mar Solana. 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Septiembre 2015, la Niña Bonita: Siembra Deseos y Cosecha Sueños...

«Mi cuaderno de impresiones, cuentos, relatos, poemas, reflexiones y otras historias».


            
Copyright de la imagen: Click Aquí

"Cuando quieres realmente algo, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirlo". Paulo Coelho.

"Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree". Paulo Coelho.

Curiosa climatología. Este año hemos estrenado septiembre con los grados bailando en el mercurio, bajadas de temperaturas y tormentas en gran parte de la península. El domingo, en la sierra madrileña, una especie de viento huracanado y algunos rayos la liaron parda, ¡qué manera de llover!

El año pasado, si recordáis, parte de junio, julio y agosto respiraron amables, al menos en la capital y alrededores, y la excelsa canícula ofreció una tregua que muchos aprovechamos para continuar con hábitos saludables, como leer antes de dormir. ¡Oh, la lectura!, una de mis pasiones: devorar letras a la luz de mi lamparita. Sin embargo, septiembre fue un mes denso, tórrido y casi tan cargante como el sonsonete y los cánticos de la lotería de Navidad.

Este verano, según los meteorólogos, el calor se ha reconcentrado durante cincuenta largos y caniculares días con sus correspondientes noches más propias de zonas intertropicales que del Hemisferio Norte. Ha sido como una súper mega canícula que ha vomitado más de la cuenta su aliento de brasa y que nos ha dejado temperaturas inmisericordes e insoportables la mayor parte del tiempo, sobre todo en las dos Castillas y Andalucía, la región española más castigada. Creo que ya ha dejado de ser una broma eso de freír un huevo en la acera de la calle.

Y cuando el calor aprieta, por las noches no nos vamos a la cama, ¡nos tiramos a ella igual que «fardos» exhaustos después de un fuego! Noches tropicales de ventiladores de techo moviendo los brazos en aspavientos cansinos, de vueltas y más vueltas y de ojos en modo búho. Y leer… ¡ay, la lectura!, mejor lo hablamos con la fresca de la madrugada, vencedora tras el denso plomo de una noche viscosa e interminable. O bajo el run run del aire acondicionado, dispuestos a pasar la plúmbea y urbana tarde con las persianas bajadas a cal y canto, un granizado de limón y un buen libro.

Sin embargo, este septiembre ha comenzado con un mercurio más civilizado. Casi estamos rozando eso de volver a la lamparita encendida un buen rato para saborear como es debido nuestras lecturas pre Morfeo. Algunos, incluso, planean sus vacaciones o unos días de descanso: pese a que los ardores playeros ya se van evaporando, el mar no se nos ha escapado, sigue ahí, con todo el salitre y su bondad envueltos para regalo en este mes tan especial, de siembras y promesas.

Siempre me gustó septiembre, desde niña. No me importaba despedir las largas tardes de verano, los helados y los chapuzones en el río… Septiembre olía a lápices, cuadernos por estrenar y a libros con un buen puñado de secretos. Quizás por eso celebré mi boda (un nuevo comienzo) durante el equinoccio de otoño, cuando día y noche igualan sus horas y en el mejor momento de recoger aquellos sueños que sembramos con mimo e ilusión.

Septiembre sabe a uvas, a oportunidades y a proyectos por estrenar. Es tiempo de recoger cosechas, de recolectar los frutos de aquellos deseos que plantamos en la fertilidad de nuestra confianza. Tras la euforia del verano, la naturaleza toma otro impulso y poco a poco va plegando los bríos estivales. El campo declina su verdor en pro de una vestimenta más adecuada: camisolas ocres, fajines burdeos y pañuelos pajizos. Y si hay suerte y el agua de la lluvia le ayuda a matizar más los colores, podrá extender una alfombra firme y segura hacia el natural reposo del invierno.

Para la cultura celta, septiembre era el mes de la «esperanza» y de la «renovación» de la vida. Se regía por el cultivo de la vid, protagonista de todas sus fiestas y rituales sagrados —en la antigüedad se coronaba a los dioses y a los héroes con hojas de parra—. Los celtas conocieron su existencia a través de los romanos e incorporaron la destilación de sus frutos a sus mágicos ceremoniales: creían que ingerir vino abría las puertas al mundo de los duendes y las hadas; también al de las entidades malignas si no se hacía en su justa medida. En este mes se preparaban para recolectar lo sembrado, mientras Beltane, Dios de la Vida, les hacía su guiño de mosto desde un Olimpo de parras. 

Septiembre aglutina algunos datos curiosos:


—La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) empezó y terminó en septiembre.

—En el Hemisferio Sur, desde el punto de vista de las estaciones, septiembre es el comienzo de su primavera (así como marzo es el del otoño).

—Según el calendario de las «Doce Noches Santas», la novena noche, del 1 al 2 de enero (año nuevo), se corresponde con el signo zodiacal de virgo y con el mes de septiembre. Quizás por ello, muchas personas tienen la sensación de un primer «año nuevo» cuando comienza septiembre… ¿Y si nos tomáramos las doce uvas el 31 de agosto y nos felicitáramos el año el primer día de septiembre?

—Cada año, septiembre empieza el mismo día de la semana que diciembre. Este año ha tocado en martes, día que se corresponde con el planeta Marte. No olvidemos que Marte representa la lucha, la conquista y la acción. Posee signo «masculino», su elemento es el fuego y su metal, el hierro. En la mitología griega está representado por Ares, un guerrero de gran temple y coraje, impulsado por la victoria y la conquista. Marte, dicen los astrólogos, rige el modo de afirmar la presencia, satisfacer los deseos personales y realizar nuestras metas. La influencia de este planeta da al individuo el deseo de actuar en la vida, en una dirección específica.

Sin embargo y pese a todo, septiembre necesita de un fruto muy especial, sembrado con la suficiente antelación para poder recoger nuestras cosechas, a saber: la paciencia. Somos conscientes de que no todas las siembras dan su fruto, ni todas las semillas son aptas para ser enterradas y... esperar. La paciencia debe estar madura, con hojas verdes y relucientes y su interior jugoso, repleto de vida. La paciencia madura no se queda en el pasado, se pone en acción (como Marte) y se deja llevar por lo que traerá la próxima cosecha, de forma irreversible y natural.

Dime, Navegante, ¿podría haber comenzado septiembre en un día más apropiado y a merced de unas temperaturas tan oportunas?

Para arrullar la nostalgia de este mes, no se me ocurre mejor canción que Don’t dream it’s over  de la banda de rock Crowded House.

«Oye, ahora, no sueñes que se ha acabado.
Hay una batalla por delante,
varias se han perdido,

pero nunca verás el final de la carretera,

mientras viajes conmigo.»

Podrás escucharla un poco más arriba, en las recomendaciones musicales de la semana… Disfrutad de los nuevos comienzos, aunque el «veranillo de San Miguel» nos envíe otra vez más calor...

© Mar Solana

AD AETERNUM...

PENSAR... MAR ADENTRO.

PENSAR... MAR ADENTRO.
«La mente intuitiva es un don sagrado del que la mente racional es su fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra el sirviente y ha olvidado su don» © Albert Einstein. Imagen: Faro de Suances (Cantabria) © Mar Solana.

CUADERNO DE BITÁCORA: "DIARIO DE NAVEGACIÓN" ...


Hace medio siglo ya me gustaba llevar lectura al campo ☺️

Soy la niña que asoma por la esquinita de la ventana, la primera por la izquierda... 😃 GRACIAS, MÓNICA...

NAVIDAD BLOGUERA 2020-2021

NAVIDAD BLOGUERA 2020-2021
¡Gracias, Mónica! Por tu trabajo y generosidad cada año :)

NAVIDAD BLOGUERA 2019-2020

NAVIDAD BLOGUERA 2019-2020
¡Gracias, Mónica! Eres una artista :)

Navidad Bloguera 2018-19-Tarjeta Personalizada

Navidad Bloguera 2018-19-Tarjeta Personalizada
¡Gracias Mónica! 🤗

ME GUSTARÍA SER DUEÑA DE UN INGENTE TESORO...

ME GUSTARÍA SER DUEÑA DE UN INGENTE TESORO...
... EL TIEMPO DESGRANADO Y SIN PRESTEZAS PARA ESCRIBIR, ESCRIBIR, SÓLO ESCRIBIR...

«Escribir es un autobús que te conduce a la calle Catarsis, con muchas paradas, pero directo».

«Escribir es un autobús que te conduce a la calle Catarsis, con muchas paradas, pero directo».
¿Y leer? Me apasiona devorar libros. Es como visitar el hogar espiritual de mis escritores favoritos y paladear un delicioso vino de su mejor cosecha de Letras... Un buen libro es como una liana, te ayuda a desplazarte por la inmensa selva de tu imaginación... Leer también me facilita la tupida tarea de ir desbrozando esa maleza que se enreda entre la escasez de ideas y la falta de inspiración... ¡Nunca dejes de leer!

SABIA MAFALDA...

¿Te apetece entrar en mi Cuaderno de Bitácora?

¿Te apetece entrar en mi Cuaderno de Bitácora?

GIRASOL...

GIRASOL...
Mandala pintado por © Mar Solana.
MANDALA DEL SOL...

«Para alcanzar algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca has hecho.»

JOSÉ SARAMAGO: 16 de noviembre de 1922 - 18 de junio de 2010... ¡HASTA SIEMPRE MAGO DE LAS LETRAS!

JOSÉ SARAMAGO: 16 de noviembre de 1922 - 18 de junio de 2010... ¡HASTA SIEMPRE MAGO DE LAS LETRAS!
"La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva. Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran." Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte...

EL BESO QUE TE ADIVINA ...

EL BESO QUE TE ADIVINA ...
... es la luz que te conduce a sacar de tí lo mejor, a crecer en la mirada de quien verdaderamente te ama. El verdadero amor te quiere libre y como ser expansivo. Nunca admite murallas para el alma que respira... Es descubrir tu segunda piel, la que te eleva a la capacidad de ser decididamente afectivo, humedeciendo con licor de alegría los desiertos emocionales ... CARLOS VILLARRUBIA.

VIVIMOS SIEMPRE JUNTOS...

Llenamos el caldero
de risas y salero,
con trajes de caricias

rellenamos el ropero.

Hicimos el aliño

de sueños y de niños,
pintamos en el cielo
la bandera del cariño.

Las cosas se complican,
si el afecto se limita
a los momentos de pasión...

Subimos la montaña

de riñas y batallas,
vencimos al orgullo
sopesando las palabras.

Pasamos por los puentes

de celos y de historias,
prohibimos a la mente
confundirse con memorias.

Nadamos por las olas
de la inercia y la rutina,
con la ayuda del amor.

Vivimos siempre juntos, y moriremos juntos,
allá donde vayamos seguirán nuestros asuntos.
No te sueltes la mano que el viaje es infinito,
y yo cuido que el viento no despeine tu flequillo,
y llegará el momento
que las almas
se confundan en un mismo corazón...
(Letra y música: Nacho Cano)

ESTA SEMANA, TE RECOMIENDO... COGE UNA DE MIS CARACOLAS Y PPPSSSHHH... ESCUCHA...

Blade Runner ¡Forever!